Limpieza periódica
Tanto si se trata de una reja exterior como de una escalera metálica en el interior de una nave, la limpieza es el primer paso para prolongar la vida útil de cualquier estructura. Acumular polvo, barro o residuos orgánicos puede acelerar el deterioro, especialmente si hay humedad. Un trapo húmedo y jabón neutro bastan en la mayoría de los casos.
Es importante evitar productos agresivos o abrasivos que puedan dañar el acabado o eliminar capas protectoras como pintura o galvanizado. En zonas industriales o costeras, conviene realizar limpiezas más frecuentes debido a la exposición constante a elementos corrosivos.
Inspección visual regular
Detectar pequeños daños a tiempo es clave. Revisa periódicamente soldaduras, tornillos, puntos de anclaje y zonas expuestas a la intemperie. Si hay indicios de óxido, hinchazón del metal o pintura descascarillada, es preferible actuar cuanto antes. Reparar una pequeña fisura o volver a pintar a tiempo evita reparaciones costosas más adelante.
Un buen mantenimiento no solo alarga la vida útil de la estructura, también refuerza la seguridad, especialmente en elementos como barandillas, cerramientos o escaleras.
Protección frente al óxido
Si la estructura es de hierro, es fundamental asegurarse de que cuente con una capa de imprimación antioxidante o pintura adecuada. Con el paso del tiempo, puede ser necesario repintar. Para ello, primero hay que eliminar el óxido con un cepillo metálico o lija y luego aplicar el tratamiento adecuado.
Otra opción es optar por galvanizados o tratamientos con zinc, que ofrecen una protección más duradera frente a la humedad y el paso del tiempo. Consultar con un profesional permite elegir el sistema de protección más adecuado para cada caso.
